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Cartas
Señor Director:
Deploro el giro que ha tomado el caso "Debate Presidencial".
Como psiquiatra y experta en la locura &endash;por experiencia personal y después de haber tratado a cientos de pacientes en nuestro país (dónde más)- no puedo dejar pasar la extraña actitud del representante del comando de Joaquín Lavín y presidente de la UDI Pablo Longueira durante el llamado "Pre debate" que el departamento de prensa de TVN transmitió la noche del domingo 31 de octubre.
Su actitud hacia la periodista Cecilia Serrano, las paranoicas acusaciones de que ella es miembro de la Concertación, su postura física &endash;durante el show se paraba y prácticamente gritaba, gesticulando furiosamente con las manos-, su incontenible carcajada y la forma en que le agarró la muñeca a Genaro Arriagada (quien a propósito parecía muñeco de trapo al lado de Longueira), me obligan a llegar a la conclusión que el Sr. Longueira está sufriendo un trastorno maníaco-depresivo, tal vez secundario a otra patología grave.
En mi calidad de psiquiatra afirmo que estas son síntomas de que el Sr. Longueira padece una enfermedad bipolar, y se debate entre el cielo y el infierno, entre la exaltación y el estado de ánimo más sombrío- debido a un desequilibrio bioquímico en el cerebro. Esta dolencia afecta a un 2 por ciento de la población en los países desarrollados, y a un 60 por ciento en Chile, y se debe a una alteración en los mecanismos que regulan el tono vital. Las fases de manía se manifiestan con un ánimo anormalmente elevado, eufórico y expansivo, aunque en estos pacientes este ánimo puede cambiar bruscamente hacia la irritabilidad y la rabia ante la menor dificultad u oposición que encuentren. El paciente en este estado manifiesta un optimismo desmedido, falta de juicio, sensación de omnipotencia, hiperactividad, rapidez en el habla y en el pensamiento, y una disminución en la necesidad de sueño (he notado que el Sr. Longueira ostenta unas conspicuas ojeras desde la detención de Pinochet).
Durante la fase de manía, la persona se siente capaz de cualquier cosa, se embarca en proyectos grandiosos e irrealizables, se molesta fácilmente cuando le llevan la contraria y gasta dinero como loco (nótese los reiterados viajes a Londres a visitar a Pinochet). El individuo tiene la cabeza llena de ideas y energía, pero estos síntomas pueden acompañarse de una creciente impaciencia e irritabilidad, que puede llegar a la agresividad. Con frecuencia se ve envuelto en actividades que pueden tener consecuencias negativas.
Yo quisiera informarle al Sr. Longueira que existen reguladores del humor (fármacos) así como ejercicios accesibles cuyo fin es interrumpir los procesos mentales negativos. El debe iniciar estos tratamientos a la brevedad o sino podría requerir hospitalización durante su próximo ciclo de manía.
Ahora bien, he considerado la posibilidad que el espectáculo desplegado por el Sr. Longueira no haya sido más que una divertida broma de Halloween (Noche de Brujas), dado que al concluir el show, la señora Cecilia Serrano, la primera y principal víctima de la rabia eufórica del político, nos informó que todo había sido "en buena onda".
Sea lo que sea, le pido al Sr. Longueira que recapacite, se serene y tenga un lenguaje acorde con el importantísimo cargo que ostenta, algo así como el "chambelán de Lavín".
Doctora María Luisa Cocorder O. Psiquiatra
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